Ayubowan.
Stutti. Lassanai.
Hasta ahí
llega mi vocabulario sinhala.
Ayubowan
fue la primera palabra que nos enseñaron en Sri Lanka; es un saludo con las
manos unidas y la cabeza inclinada, donde le deseas a la persona una vida larga
y feliz. A todos lados donde vayas lo primero que haces al ver a un amigo,
conocido o extraño es ofrecerle esta simple palabra que engloba lo mejor que
hay en ti para compartirlo con alguien más. Es parte de la cultura de este
país, de su religión o simplemente de su sencillez, que un saludo simbolice un
sentimiento positivo y que ese amor que dan, al inclinar la cabeza y cerrar los
ojos, al ver a un extraño, es el mismo amor que reciben a cambio. Decir
“ayubowan” aquí es regar amor y buenas vibras por todas partes, todo el día,
todos los días.
Stutti
significa gracias. Es fácil de memorizar y muy utilizable, en especial si estas
en un país donde toda ayuda es más que agradecida. Lo digo muy seguido; en el
camión, en la calle, en los restaurantes, con las niñas del orfanato cuando me
regalan flores, y a veces cuando simplemente tengo un buen día lo dedico hacia
arriba. Si diéramos más seguido las gracias, si demostráramos cuanto apreciamos
lo que otros hacen por nosotros, si viéramos la generosidad en el otro, nos
daríamos cuenta lo infinitamente bendecidos que somos. Si aprendiéramos a decir
gracias en vez de exigir, si entendiéramos cuando alguien más sacrifica su
tiempo y sus fuerzas por nosotros, si viéramos todo lo que hay fuera de
nosotros que a veces pasamos por alto, solo así podríamos entender lo
importante que es dar las gracias; a quién sea que nos ayude.
Lassanai es
mi favorita; significa hermoso o hermosa. Muchas veces nos vemos en el espejo y
nos llenamos de prejuicios, vemos en el reflejo una parte de nosotros a medias,
oscura, defectuosa. Me pongo a pensar cuantas veces me he juzgado por todo lo
que no soy y quisiera ser; por todas las veces que me he tratado mal con
palabras y acciones, y me pongo a pensar cuando llegué aquí, a mi primer día en
el orfanato de 40 niñas de 9 a 18 años y en que la primera palabra que dijeron
cuando me vieron fue “lassanai” “very beautiful”. Veían mi cara, tocaban mi
pelo y mis cachetes y sonreían casi incrédulas de lo que estaban viendo. Yo
solo pensaba “pues que carajos, nunca habían visto a una mexicana”. No me la
creía. Cuando intenté regresarles el cumplido se rieron, mostrando su cara, su
pelo mal cortado, su ropa vieja y sus rodillas sucias y negando con la cabeza se
señalaban a ellas mismas diciendo “no lassanai” “you lassanai”. Que ironía los conceptos de belleza que tenemos.
Yo cuando las vi a ellas pensé que eran la raza más hermosa que he visto en mi
vida. La belleza es tan subjetiva que aquel que la llegué a entender no podrá
jamás explicarlo. Ser hermoso va mucho más allá de un lunar o un cabello. La
belleza engloba lo que sale de tu más profundo interior, eso es lo que puede
ser verdaderamente hermoso. Así que cada día hago dos cosas igual de
importantes; voy al orfanato y paso el tiempo diciéndoles lo hermosas que son,
y si se ríen y no se la creen , se los vuelvo a decir una y otra vez hasta que
se rinden y me dan las gracias. Y lo otro que hago diario es verme al espejo y
decirme lo hermosa que soy, de adentro hacia fuera, y cuando me río de mi
misma, lo repito dos veces para convencerme, igual que a mis niñas.
A punto de
cumplir mi tercera semana aquí, no necesito mucho más que estas tres palabras
para comunicarme. Creo que a veces nos vendría bien que fueran las únicas
palabras que pronunciaramos.
Les deseo una
feliz y larga vida, les doy las gracias por su generosidad y les recuerdo lo
hermosos y hermosas que son.